Tomaste tus óleos
y tus pinceles,
engamando colores
armaste paleta y
mi piel de lienzo.
De apoco pintaste.
Mis piernas de oro,
las curvas tonasoladas y
luz a mi alma
con tu nobleza.
Con carmines temblorosos
palpitaron mis labios,
con polvo de estrellas
de punta a punta
me hiciste más bella.
Mis pelos de plumas
volando al viento,
tus dedos ondulando
la pasional cascada,
rulos y plumas matizadas.
Mi cintura fue musa
inspirando la mañana,
para atesorar en mi vientre
tus perlas nacaradas.
Ojos enamorados por
la luz de tu mirada.
Tu pecho erguido
dándome tu alma.
Tomé unos lapices viejos,
dibujé con torpe destreza,
un pequeñito lugar
donde pudieras guardar
mi corazon que te sueña.