Odio tu indecisión,
tu fuga,
tu cobardía,
tu duda,
tus manías
y tus vicios mundanos.
Odio lo primitivo
que podés llegar a ser,
lo crítico,
lo cerrado,
lo egoísta,
lo egocéntrico.
Me pregunto:
¿Alguna vez,
entenderé,
con igual claridad,
por qué te amo?