Dame un beso resiliente que jorobe mi regaso
con tus dotes de señora, con la tensa gallardía.
Que la boca me propine la fortuna del fracaso
y que pueda suscitarse con los besos de la mía.
Cuando beso por orgullo se sacude mi mejilla,
se convierte de farola por las noches estrelladas;
la carroza de mis labios me construye la bombilla
y la esencia repercute por las venas agitadas.
Cuando beso por pasiones se acelera mi sistema
que recorre sensitivo con coraje los burdeles,
la proforma de tus ojos se combinan con claveles
y la talla sorprendente se redime en el poema.
Dame un beso azucarado, dame un beso prepotente.
Con tus labios tan floridos pues navega mis lugares:
¡Oh mujer de mis sueños! Dame un beso tan ardiente
con cual pague mi promesa sumergido por tus mares.
Samuel Dixon [10/06/2022]