Simplemente te creí
como se cree en lo que no se espera
pero sabes que llegará.
Te creí sin dobleces
con la mano abierta
y el corazón confiado.
Crei en todo lo irreal
y en ese siempre que no existe.
Te creí como los ciegos
cuando preguntan por el color del amor...
Te creí como los que no escuchan
las señales de alarma del corazón.
Y hoy me aparto
de esa fe inmaculada
que no admite regreso.
Y me alejo
de ese daño inmenso
de sueños rotos
porque la vida sigue
porque la vida es larga
y porque solo se llora
por quien lo merece
y no por quien provoca el llanto.
Simplemente te creí
como quien cree en la palabra
de las palabras...
y en el agua clara de un río
y en la sombra sin nombre
de la noche oscura.
Así te creí
con entereza inocente
con alma enamorada.
Y perdiste
y caíste
a ese lodo de olvido
por el cual no volveré a caminar .
Cerré la puerta
y te quedaste fuera
sin luna
sin estrellas
y sin aire...
Ana María Indacochea Garreta
Seudónimo Socorro Andrea