-Perseo, decapitó a la maligna Medusa-
Reniego pensativo de ti, insensible Memoria mía,
clonado cofre servicial de lacrimógenas derrotas,
de hoy y ayer, viajeras beodas en viva calcomanía
del cuerino portafolio maldito donde todo anotas.
Muy fuerte y selectivo luce cordial tu activo museo,
altos salones que se habitan con banderas abatidas
no ingresa al férreo claustro de allí la misión de Perseo
para decapitar en la Medusa lecciones perdidas.
A veces concedes piadosa la tibia tregua sagrada:
escapan libres de la nave mayor, diminutos goces
coreando dichas a la sombra fresca de la enramada
trocando en olvidos y perdones los recuerdos atroces.
Aquí no vale el luto rancio, fugacidad del instante,
negativa opción amatoria de la hermosa Margarita
gol de campeonato sobre la hora del rival constante
ni elusiva aventura, trino triunfal que nadie amerita.
Falta muy poco tiempo y el espacio existencial¡Apura!
Busca en bríos los desafíos de promitentes victorias:
se las debes a tus sueños ¡Ve al hermenéutico rescate
paliativo y compensatorio de plañideras memorias!