Insomnioptera

Después de todo

“…Ausente tú no encuentro ser que me consuele

y tú presente, toda la humanidad está conmigo”

Ibn Zaydún

 

 

A veces, me detengo

a saber

cómo ha pasado el tiempo,

y me pregunto

¿cómo he sobrevivido sin tus ojos?

posados en mis manos,

(mis manos que te escriben y escribieron

tantas y tantas tardes,

en que no tenía nada que escribirte).

Y me veo venir,

me veo venir o irme,

sobre los mismos pasos,

de mañana, de siempre, de hace tanto.

Con mi botella de agua en mi mano derecha,

mi liga en la cabeza,

(porque la caja guarda sus pinceles,

porque muero de sed todos los días).

Me enamoro del aire,

y le permito andar por mi cintura,

que acaricie mis labios y me diga…

que calle,

que duerma,

que olvide,

que por primera vez no necesitaré de las excusas.

 

Me dejé imaginar que ha sido el mismo,

que recorrió tu imagen hace meses.

Sólo por eso —y no por otra cosa—

dejo que el viento me ame.

 

Y recorro las frutas

y caigo en ser tan joven como una bendición,

caigo en que ser tan joven sólo pasa una vez;

nado y mientras me visto

me pregunto si siento que te olvidé de veras.

Me delineo los párpados para saber si entiendo

cómo se siente volver a ser la misma,

tener una razón para dormir.

cantar a media voz una sonata,

un interludio acuático

de piano,

desde mi faz que ahora son mis manos,

porque la voz humana ya no sabe decir.

 

A veces,

sólo a veces… recuerdo

lo hermoso que se vive cuando se llama a alguien,

ofrecer un suspiro a la intemperie,

y una hora de líneas

con nota de amor que en cierta forma afirma

que esto lleva tu marca:

 

Y me veo venir,

me veo venir o irme

sobre los mismos pasos

y la sonrisa crece en el aviso

de mañana, de siempre y desde luego,

creo que vivo de nuevo.

 

A veces,

solo a veces, recuerdo

por qué te quise tanto

y

porque te quiero aún

después de todo.

 

10 de Agosto 2010;  2:16 pm

Gre