Crujen las ramas
silva el silencio
el murmullo del alba
lame el cielo profundo
es la nada que apuntala los senderos de piedra y la densa soledad de las huellas vacías
es el instante en que la claridad se derrama revelando los rezos en el borde del olvido
es el instante en que puede oírse en la afonía del tiempo la discreta presencia del amor sin palabras
-sin puntos ni comas-
el tic tac del reloj de arena marcando la ruta del silencio
el aire escudriñando la metamorfosis del tiempo
el sol iluminando el significado arcano de las crecientes sombras
la lluvia descifrando el clamor invisible de los pájaros de la infancia
En cualquier oculto rincón del mundo grita el silencio entre la distante presencia del olvido
son las voces del viento que declaran su amor a las yerbas malas
son los sauces llorosos tratando de aliviar las horas insomnes de los troncos mutilados por los hombres
En el bosque sólo queda un tronco amputado de flores inciertas
Y yo -mudo de espanto-
como si hubiera perdido a mis hermanos
esperando que llueva sobre las raíces de la cordura