Poeta soy, para introducirme
en el hermoso mundo de las letras,
hombre soy, para introducirme
en tu hermoso cuerpo… Oh mujer !
asirlo fuerte por detrás
y no soltarlo jamás.
Observo la hermosa figura de tu espalada,
mientras mis traviesas manos,
sujetan tus caderas,
deslizándose suavemente por tus posaderas.
Ardientes, preciosas caderas, como maderas,
caobas, cual ebanista sería,
con esas curvas las tallaría,
con sus suaves y delicados contornos,
finos óleos aplicaría y con el calor de mi cuerpo,
esa pátina de inconmensurable belleza alcanzarías.
Desprendiendo tu piel
afrodisíacos aromas
intensificando las pasiones
como adrenalina en los rapaces halcones,
cuando en su mira captan frágiles palomas.
Perfumes naturales de tu piel,
que se mezclan con los míos,
aromas tan dulces como la miel
que portan eróticos ingredientes ,
de ternura, sexo y placer;
que se perciben al nuestros cuerpos encender,
con el roce de tu piel contra mi piel,
fragancias que perduran aún al amanecer.
Ya no habrá noches frías,
el anochecer traerá
un deleite de lujuria y placer,
amaneceremos juntos día a día;
habiendo recorrido centímetro a centímetro,
cada línea, cada curva, cada tramo
de nuestros cuerpos desnudos aun dormidos,
especialmente yo, que a tí infinitamente amo.
Disfrutar cada momento,
entre vinos rojos y velas encendidas,
como cera derretida, que corre como tinta,
sobre un lienzo de pétalos de rosas sobre el lecho esparcidas,
plasmándolos en un poema,
para hacer de nuestro idilio,
una historia de amor distinta,
que perduré por los siglos,
cautivé y prolongué nuestro amor y nuestras vidas.