Quiero la ola que desgaja tu cuerpo,
mientras corre un caballo por la sangre
y se desviste el espíritu
de todo alarde.
Quisiera anidar mi boca en tu boca,
en el sinfín de la noche,
y que vagáramos desnudos
de calientes ideas y cenizas de nombres.
Tu y yo con la luna en los cuerpos,
quemándonos de amor en lo inesperado.
Un rio de oro en las venas
y un calvario de dudas lejano.
Yo quiero tu luz para mi sombra,
disponerla cuando me llame
lo inhumano, y sea el ahora
un recuerdo impávido.
Destello de amapola
entre el pantano.