La luz, al mostrar todas sus hojas verdes,
dibujó el baile de todo un fracaso; ese donde la
madrugada, entre charcos de muy diversos hielos,
abrió a sus espaldas el llanto
que toda nocturnidad deja olvidado entre el inmenso
callejero del crepúsculo donde, por la lentitud de
sus tinieblas, nunca se deja de bailar.
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