Las horas son tan largas
desde el día en que te fuiste,
a mi alma aquebrantaste
dejando mi corazón frágil y triste.
Mi tristeza hizo llorar al cielo,
que se apiadaba de mi dolor,
y dejando caer sus lágrimas al suelo,
con ayuda del viento, apagaron al sol.
El sol ahora no brilla,
el día se oscurece,
las flores se marchitan
y eternamente llueve.
En el mar del olvido
se entierra mi voz,
donde se ahogan los recuerdos
de este triste corazón.