Primeras lluvias
del fin del verano
las flores sedientas
abren con sorpresa
sus brazos al cielo
El olor a tierra mojada
perfora las terrazas
huele a promesas de vida
a musgo en las aceras
y canto de yigüirros
Vendrán los abejones
a incomodar en las noches
borrachos voladores
desvergonzados emisarios
de la proximidad del invierno