Sé que veré caer la tarde...
el arrebol del cielo me lo dice
se anuncia en el paisaje...
El silencio va creciendo...
Las aves alejándose...
Yo aquí mirando hacia lo lejos,
el rostro castigado por el viento
el pelo revuelto, las manos ateridas
la mente en blanco, divagando
la tarde agonizando...
el alma herida...
La tarde y nuestro amor
se van muriendo lentamente,
aún no decididos a marcharse
como esos rayos de luz
que rezagados quedan
manchando el cielo color sangre...
El final de la tarde se avecina
y habré de llorar cuando suceda...
Igual que lloraré cuando se aleje
tu triste silueta ya vencida
por el mismo camino
que un día llegaste...
El sol sabe irse cada día
erguido y orgulloso
sabiendo que ha de volver
cuando amanezca...
Pero tú no volverás,
ya está firmada la sentencia...
Nuestro amor murió como la tarde.