La Llama Ardiente
De la luz mezquina de la vela enardecida,
Entre el aroma viciando el cebo y la humareda,
expira la llama, rompe el grito de agonía,
tu mirada en mi pupila dilatada rueda.
El cruel silencio invadiendo la inscripción me ciega
fantasmas de un letargo de besos de otros tiempos,
de apegos acabados de la mala memoria
y la penumbra acorta ayeres y contratiempos.
Sin buscar esgrimas de mirada o contrapuntos,
Locura del ser, realidad agigantada,
El mirar del corazón y el alma desolada.
En el arder, avivado en el amor y el fruto,
puedo ver en mi interior extinto un nuevo anhelo,
luminosa penumbra en ardor de cara al cielo.
A.B.A. © 2016
Amalia Beatriz Arzac
Buenos Aires - Argentina