Cada mañana al despertar,
agradezco a Dios por enviarte a mi vida;
llenar mi corazón de esperanza y...
sostener mi alma afligida.
Encontrarte no fue un error,
ni tampoco una coincidencia;
más tu estabas esperando por mi
y yo buscando tu amor todos los días.
Un café... no fue más que un café
y deje todas mis angustias ese día;
reimos y lloramos por todo lo que pasamos en la vida
y que ahora que estamos frente a frente...
no sabiamos que ocurriría.
Desde ese momento amada mía,
5 años han pasado desde ese delicioso café,
donde nos contamos todo y reimos a placer.
Ahora soy tu esposo, tu amado y tu bien;
tu mi reina, mi vida y mi desdén;
recordando ese aroma...
Ese aroma del primer café,
acostado en tu regazo y tocando tu piel.
Es un amor de locura,
un amor que sabe a tí...