Quizás un ruido de libertad
entre tanta muchedumbre inquieta
un espacio de sonoridades abiertas
un estrecho muro de impostada cal
en que mean acólitos del subterfugio
donde se refriegan sus tenientes evaporados
por obra y gracia del Señor. Dan de comer
al hambriento, vigilan sus fronteras,
devoran panes como obleas, cumplen
el acta. Sus títulos nobiliarios, las letanías
no correspondidas por sus hijos, la descendencia
emancipada, el orgullo de ser vástago impreciso,
y ese oscuro tinte de los fragmentos de bala
ocupando su rostro intermitentemente.
Quizás un ruido de machacona libertad, sí,
entre tanto escombro difícil de catalogar-.
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