Así como las olas de mar tiene un momento mágico,
luego rompen y se van.
Las estrellas salen solo de noche pero en algún lugar del
universo permanecen encendidas.
Así como las nubes cambian, va cambiando nuestro amor.
Pero en algún lugar de nuestra alma, vive una llama en la
eternidad de una mirada y la simplicidad de una lagrima.
Así como el viento no se ve pero se siente y existe,
así es nuestro amor, presente en cada momento.
Y en la inmensidad del universo, una lagrima vuelve a
rodar para fundirse en el mar y alcanzar la magia de amar.