Silencio al dormitar, ya nada siento,
por los años que llevo tan aislado;
soñar es imposible y hasta odiado,
purgar la pena es todo mi tormento.
Amarga es la condena de este hambriento,
que arrastra las cadenas humillado;
la luz del sol vería con agrado,
que tanta oscuridad es mi lamento.
Barrotes y cerrojos no quisiera,
pues largos son los días en mi lecho,
salir de la mazmorra ya debiera.
Mi cuerpo dolorido y tan maltrecho,
de todo se arrepiente en esta espera,
la muerte es mi sentencia... Lo sospecho.