Rafael Parra Barrios

El primer amor!

 

El primer amor! 

 

En una inolvidable ocasión, 
amigos soñadores,
nos fuimos al campo, 
a disfrutar sus primores.
En plena mocedad, 
contentos, nos reunimos 
en la esquina de Vidal, 
dispuestos a disfrutar
el camino real,
y, así, rendirle culto 
a la excelsa amistad. 
Trazamos la ruta, 
de El Tintero a La Cabaña,
y advino la odisea. 
Entre cañaverales
y arboledas, 
hicimos la caminata,  
y un hito sublime surgió, 
al brillar el sol.
Vi una linda margarita, 
pura y tierna,
en el florido lugar,  
perla del éxtasis 
que lucía estelar.
Nos miramos, sonreimos
y quedamos admirados.
Asumimos con afán
la excursión 
y ocurrió, que, al hablar, 
ella y yo, 
quedamos prendados  
y nuestras almas 
se juntaron. 
En ese instante sagrado, 
sentí que el amor 
había llegado
a la ronda lírica, 
frondosa y bucólica, 
jardín de simpatias, 
flores y alegrías, 
alba de la ilusión, 
que al son del rubor,
brotó de mi corazón.
Tomados de la mano, 
caminamos, 
llegamos al río,
ante sus aguas cristalinas 
y el verdor del paisaje, 
con el sol sobre nosotros 
y el azul del cielo, 
contemplándonos, 
nos besamos.
Esa inolvidable fecha, 
sopló una brisa
tierna, 
dulce y tropical, 
que me hizo sonrojar.
Fue, en ese recorrido 
hacia la hacienda, 
cuando nos enamoramos
y por vez primera, 
nos cortejamos.
Sin ser el plan, 
asi sucedió, 
en mi tierra natal,
por designio de Dios. 
El idilio nos atrapó, 
cuán antorcha, nos guió, 
y pudimos bordar 
una historia de amor. 
Nació el primogénito eros, 
el de los dos, 
tan sublime y digno, 
que aún late en mi corazón, 
como si fuese hoy. 
Una ilusión incipiente, 
dio sazón ardiente 
a los enamorados,
demostrando 
que el primer amor, 
nunca se olvida, 
nace de repente
y es para siempre