Deseo mil primaveras en mi pecho,
en aquel valle sumergido en terror.
Anhelo un amor abrazador que alivie el dolor,
un nuevo sol para el eterno invierno que surge en mi interior.
Regar otras tierras y verlas crecer,
cosechar la ternura que en mà se preserva para un solo ser.
Tengo un corazón susurrante,
que clama en secreto un himno de fe.
Porque traigo la ilusión de que un dÃa amaré,
y porque en brazos de mi amado me refugiaré.
¡Y las flores surgieron por todo el valle!
Que dicha que mi eterna primavera sea usted.