Son tus aíres el nido
y el viento prohibido
que acobija tus alas
como si una tormenta
fuera lo que esperarás;
pero tu gaviota desprevenida
aún vuelas como si el aliento
perdieras y el mar fuera
el hogar que anhelas.
¿Aún vuelas gaviota?
mira que tu canto
despierta el amanecer
y alarga el anochecer...