Ya huyendo bajo el lodo
reptil de líneas emergentes
brillo o destello de inmensas fauces
donde el sol renueva sus votos
entre ascos y deliberaciones frecuentes.
Invasor ruido pletórico
implementando un beso utópico
cada uno de tus lugares asesinados
por la historia, ruin mecenas, cabellos
largos y asediados. Este sol que aplasta
los plexos, el tórax resuelve su planetario
incisivo, dientes de angustia, que avecinan
presagios intolerables. Oh mesías de las huellas
entrecanas, cómo discurrir contigo, si has entrado
en letargo, y tu discurso aspira nieves y cuerpos
de niños abrasados vilmente. Escupe pues,
los desiertos, que mis hombros estarán esperándote.
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