Ya no se escuchan clarines de guerra
los que resonaba aquel batallón,
solo se escucha la paz de mi tierra
y altas consignas de liberación.
Ya no se teme ser un peregrino
porque mi patria sembró la elegancia,
juntos logramos vencer la ignorancia;
gracias a Carlos, Darío y Sandino.
Ya no se manchan de sangre trincheras,
esas que terror le dio al campesino,
solo flamean dos grandes banderas
que danzan en gloria el gozo divino.
Ya no se vive pensando en combates
donde batalló la revolución:
solo de placer cantan los zanates
la melodía eterna de liberación.
Samuel Dixon [16/06/2022]