Qué sucede en los intersticios
Más profundos
El mar de leva
Se ha empeñado
En derribar lo poco que nos queda
No importan los cuidados
Junto a ellos está la parca
Hambrienta
Y apurada
Graznando su prepotencia
Por la hendija
Luchan incansablemente
Gusanos y espectros
También hay una soga
Con nudo de barco
La tierra convertida en cepo
Mis amigos y enemigos
También pululan asustadizos
Sujetos a las profecías
En su desatino
Leen el Corán
La Santa Biblia
El rito de los beatos
El Kamasutra
Y hasta a Freud
Por si acaso
Sacuden la cabeza al son
De la complicidad
Semiermética
También estoy junto al camino
Haciendo cruces
Entrevistando a náufragos
Delincuentes, narcisistas, y payasos
Tiendo mi mano
Empino el optimismo
Que no tengo
Mintiéndome a mí misma
Para después ir a sucumbir
Llena de espanto
El azogue se desparrama
En estos ojos fijos
Uno desmoronado
El otro a punto de caer
Corceles llenos de lozanía
Cruzan frente al cadalso
La muchedumbre sigue
Muerta de sed
Sin encontrar el pozo
Ni el río
Mucho menos la laguna azul
Ni la salvación del pecho
Alguien se afano
Después huyo despavorido
Le prohibieron la estancia
Aunque con sus manos ambiguas
Con calor intermitente
Calmaban de vez en cuando
Tanta rigidez
El mar continúa abriéndose
Poseidón no cree en rezos
Ni plegarias
Los abatidos también
Han perdido la fe
Caminan llenos de frustraciones
Y torbellinos
En los últimos informes
Nos enteramos de la pérdida
De Loina
Dejó la cobija
Y se fue a otros mundos
De donde fue expulsada
Pobre mujer incauta
Sin pensar que a los ancianos
No los quiere nadie
Dicen que apestan
Hablan boberías
Un día están en el pasado
Y otros en el presente
Con la mirada perdida
A mí me pasa lo mismo
Quizás más de lo mismo
Expiro
A pesar de los fármacos
Y los consejos
La realidad es irrefutable
Ofende la perspectiva
Nos lanza a un rincón
Aunque necesitemos del mimo
Y los hombres necesiten la odalisca
Aunque las arrugas le lleguen al arrojo
Qué sucede en los intersticios
Más profundos
El mar de leva
Se ha empeñado
En derribar lo poco que queda
Tú yo él y ella
En la misma discordia
Entre un frío implacable
Enfrentado diariamente
La maldición
Que acosa sin piedad
A los espejos