Te miro y te vuelvo a mirar
y siempre eres la misma
y a la vez... distinta,
la que quiero, deseo y amo.
La mujer de mis domingos
y todos mis días gastados.
Mi compañera de otoños vencidos,
mi amiga de inviernos y heridas.
La que una vez fue primavera
y durante el verano lejano
quemó al sol su sonrisa
mientras conversaba dichas.
Te miro y vuelvo a mirar
y sé que eres y no eres,
El tibio puerto de mis noches
bajo una luna rendida.