Un anciano ciervo se acogió a la sombra de los pinos
y allí se quedó dormido con sus sueños sin distancia
un gavilán -oculto entre las ramas-
no sabía si emprender el vuelo o atrapar los sueños del ciervo con sus garras
[anhelos que ascienden a la cima de los montes tratando de anidar sus raíces en el viento
mientras el agua sonámbula de los arroyos canta y serpentea por la orilla de los sueños dibujando abanicos de estrellas]
Ante su inminente muerte
llegó un grupo de ciervos
todos habían nacido el mismo año (bajo la misma traslucida belleza de la luna)
juntos habían sorteado los mismos abismos poblados de perfumes arboreos
todos habían cosechado los mismos frutos bajo los mismos crepúsculos
juntos habían sentido el mismo latido del corazón del tiempo,
todos habían compartido los mismos deseos románticos
todos pensaron que eternamente pastarían bajo el mismo cielo
Todos se juntaron frente al ciervo moribundo
y caminaron tranquilos hacia el río -como si la muerte fuese nada-
después, todos los ciervos ascendieron a la cima de los montes en busca de su eterna morada
todos habían quedado con el mismo lamento atrapado entre los labios