Siento que una viscosa medusa
se ha posado sobre mi existencia
provocándome la total ausencia
de esta vida que ya tiene reclusa.
Sus escozores me tienen confusa
y hasta me hacen perder la conciencia,
muy debilitada por su influencia,
secuestrada, estéril y difusa.
Me entristecen sus admoniciones
y también me hunde su contemplación,
con esos adulares, tan dulzones,
que intentan ocultar la gran opresión
sobre mis empequeñecidos dones,
que pudieran eclipsar sin remisión.