Consternada voy mirando tanta desgracia;
Venezuela lleva el alma muy herida.
Gotas de sangre tiñen la democracia;
Hoy tiene mi tierra, la espada, hendida.
Gotas de sangre fluyen como los ríos.
La gente mira, habla y llora de dolor.
Lleva helado el corazón, no tiene bríos.
Esta lucha precisa de voluntad y valor.
La sangre derramada reclama justicia.
Tierra de valientes y libertadores fuimos;
pero importó más el rencor y la codicia,
para crear la anarquía que hoy sufrimos.
No hay salida gritan furibundos algunos,
son los mismos que lucran con la muerte.
Usan el valor de la ley, vestidos de tribunos.
Ruego a Dios que este pueblo se despierte.
¡Necesario es que, más temprano que tarde,
gritemos: hay libertad, haciendo algo má que alarde!