Anclada mi frágil barca, naufragó en la tormenta del pensamiento,
agitándose en torno de su fétidos aromas , en el viento irrespirable;
azotando sin tregua al espíritu del demomio con su fuego infiinito,
abrazados de deseos, adictos a sus placeres , culpables y malditos,
vicio de dulce toxina , de mi musa de enigmática sonrisa seductora,
ardiendo de pasión, mi inspiración, escribiendo este poema ináudito,
adicto a gritar sin voz en el eco, su pecado de pasión abominable,
tentación a flor de piel, droga embriagadora, de la musa seductora
Se conjugan en péfrfidos versos, de la ávida pluma del poeta implacable,,
adicto de ver, a través del alma, la satisfacción de sus fétidos escritos.