MI TIA , YOLANDA
Yolanda era una mujer llena de vida, todo lo que hacía lo disfrutaba el aquí y ahora. Tenía una filosofía de vida muy linda que sabía transmitir.Su casa era un lugar lleno de gente, de todo tipo, que se reunían a jugar a la conga, se pasaban toda la noche, hasta con dos mesas de juego. Ella ya estaba jubilada, como maestra que había sido. En el tiempo que las maestras eran muy bien pagas y cuando se jubilaban, le daban un plus , un premio retiro, que equivalía a un viaje y estadía en Europa.
Cuando éramos niñas, íbamos a visitarla, pero ante las recomendaciones de mi madre que siempre decía no tomen de ningún vaso. Ella debido a su historia familiar, había quedado traumatizada a eso, la enfermedad de su hermano menor, que queda paralítico, debido a la epidemia de polio, y muchas otras cosas más....Tenía mucho miedo a los cambios meterológicos. Siempre nos contaba que cuando empezaba a llover, en el pueblo de donde era ella, su padre les decía corran a ponerse debajo de las mesa, se tapaban los espejos, cubrían los metales. No se si en la iglesia tendrían en ese entonces pararayos, hoy prohibidos, generalmente se colocacaban, arriba de la cúpula de la iglesia porque era el lugar más alto.
En casa de Yolanda se le pasaba un agua, cuando mucho a los vasos, no se le daba ninguna importancia. Eso hizo que se limitaran las visitas. Actualmente mantengo contacto, con una de las hijas de mi tío abuelo, es decir hermano de Yolanda, que les decía ustedes queden calladas y no pregunten nada.
Así que las noticias las teníamos, más a través de mi padre.....Mi abuelo cuando queda viudo,se queda a vivir con su hija, luego cuando ella con su marido se van del país, viene al cuarto de abajo de mi casa paterna, pero se aburría enormemente. A él le gustaba el movimiento, así que pasa a vivir, con mi tía abuela Yolanda, donde allí era un traginar de noche sobre todo, ya que se dormía hasta tarde. Mi abuelo, como no le gustaba estar adentro de casa, después de almorzar, se sentaba en un sillón, en la sala a leer el periódico que ponía en el piso. y desde ahí lo leía. Mi padre, me decía que le gustaba que lo peinara, y ahí generalmente se quedaba dormido. Cuando se despertaba era el primer cliente,de la pizzería que estaba al lado y se pasaba toda la tarde allí , volvía para prácticamente para acostarse y dormirse.En las tardes , conversaba con el dueño de la pizzería, que hacía la masa y todo en el horno a leña, nunca le pudo decir su nombre, se llamaba Claudio y a él le salía Glauco.
Yolanda, era una mujer de sangre caliente, que cuando salía despedirnos, algo habitual que era acompañarnos y acodarse en la ventanilla, del coche, para despedirse y mi papá que le decía anda tía Yola que te vas enfermar . Porque ella salía con un blusa en pleno invierno. En un tiempo que faltó la carne vacuna, ella se arreglaba con algún conocido de traer carne, incluso donde viajaba seguido, era a Buenos Aires, porque se había comprado un pequeño piso, fue lugar de encuentro de muchos familiares que estaban exiliados, allí.
Ella muy carnívora, se traía los trozos de carne desde Buenos Aires, y muchas veces le daba a mi padre para nosotras. Básicamente, fue un verdadera tragedia , el tiempo de veda, en dictadura militar, requisaban también los coches y eran capaces también de que si encontraban carne, la confiscaran...
Tanto era el drama famliar, que mi madre, una vez dice soñar, que había hecho a Chiquita al horno. Chiquita fue una perra que recogí ,callejera, primero le hice una cucha, en el patio de la casa, y un día mi madre me dijo de entrarla porque se podía asustar y atropellar un auto. Chiquita, estuvo feliz, en la nueva casa y siempre fue agradecida, y muy guardiana. Era ella poco agraciada con los dientes de la mandíbula inferior para afuera, totalmente blanca de pelo corto y tamaño pequeño-mediano. Ciertamente yo estaba muy contenta, era mi primera mascota. Antes, una tía, nos había regaldo un zorrillo que no se donde fue a parar. Una gallina que mi madre le dijo a mi hermana que había volado y la comimos en un estofado. También hubo canarios, un casal , que tuvieron sus huevos y pichones. Por lo general estaban en la cocina, pero de tarde los sacaban, donde les diera el sol..OHHHH una nueva tragedia!!!!, cuando estos son atraídos por aves de rapiña, que ejercen el efecto hipnótico y quedan degollados. Mi madre intenta resusitar, a uno calentándolo, en la hornalla de la cocina, sin lograrlo creo que se los lleva mi padre para enterrarlos no se dónde. En esa casa, las mascotas que le siguieron a Chiquita, tuvieron muy mala suerte. A mi me gustaban los caniches, y una señora amiga, me regala una cachorra que le ponemos Popi, la dejabamos con la puerta de la cocina cerrada, y ella se ve que buscando calor, muerde un cable de la nevera, y queda electrocutada, Mi madre le echa la culpa a mi padre, porque era él que había comprado esa nevera, que tendría alguna falla. Se que ese mismo día, entre que veo a Popy dura, también ese mismo día fallece mi abuelo, yo lloraba desconsolada, como tenía entonces doce años, me quedo con Mora, que trata de consolarme cuando ellos fueron al entierro. Mi abuelo se había ido con Yolanda a Buenos Aires, y era pleno verano, él se queda en un bar tomando cerveza, y cuando llega acá poco y nada se puede hacer muere a la edad de setenta y nueve años de una infección intestinal.
Ciertamente, esas mesas de juego que permanecían en la casa de Yolanda, con las luces encendidas toda la noche, alguna gente que conocí luego, sabían de su existencia, porque era una casa de tres pisos, en el de más abajo estaba la cocina y cuarto donde dormía mi abuelo. En la segunda planta la sala donde se jugaba y en el tercero el dormitorio.
Yolanda era todo un personaje que lucha por vivir, ante el último suspiro, amaba la vida, varias veces es hospitalizada por un cancer y sale. Ella, siempre, sabía disfrutar, le preguntabas como andaba y ella siempre decía regia-
Tuvo una casita en las afueras para veranear, que no tenía ni agua ni luz, un aljibe de donde sacaba agua y la llama villa piolín, Cuando viajamos siempre a ver mis tíos exiliados, ella era la primera en salir, y establecía contactos, era de tamaño más bien pequeño, con una naríz prominente, auténtica y espóntanea, En las fiestas ponían la tarantela y allá estaba ella la primera levantando las piernas y como si tuviera una pandereta en la mano. Lindos recuerdos de mi infancia , también Yolanda, era amante de los perros y un día cuando sale, de la ruleta encuentra una perrita callejera que la llama Rula.