Me despierto,
cuando el día es tan solo otra camiseta más que ponerse,
un buen afeitado
el café que no falte,
la miel enredada en la garganta
aclara las palabras.
El día es una sorpresa enterrado bajo este sol vernal.
Salgo a la calle y paso las horas escuchando rumores.
Camino con pasos de pequinés rabioso huyendo de tantas flores.
Ya es de día,
solo silencio
entre la gente de rostro severo que susurra al suelo sucio de mercado ,una voz,
una letanía que ensalza los cuerpos que pretenden el cielo,
una luz compartida para leer los misterios.
Cuántos días soy sombra.
Cuantos días abismo,
lágrimas en la noche,
tras las nubes, oigo tu eco,
sin ojos, seco.