Si fuera capaz de hacer lo imposible
No me preocuparía por tocar las brasas del infierno
Ni de trasladarme para saciar la textura de la abeja
Ya no sabría más de los bigotes de los gatos
Ni tensaría mi presencia con las que merodean en mi mente
Conversaría con los árboles
Inducido a pasar mis días en sus adentros
Calmaría la mirada de las águilas
Sin dejar de tranquilizar a las serpientes
La condonaría a la vida
Y compartiría mi fortuna en la arena
Con la sensación de palmas mayúsculas
Bebería el caliz de la noche
A cambio de no comprometer a las palomas
Practicando el aleto que no cansa
Apoyaría los codos en tu mesa
Viendo como se curan tus heridas
Compartiría los secretos de la espuma
Al mismo tiempo que te abrazas con el mar
Aislaría las nubes más rosadas
Hasta dibujar una señal que admita mi presencia
Respiraríamos bajo la misma piel
Aprendiendo a reirnos de este absurdo juego
Que nos enseña qué es la vida