Mi dulce garganta y mi vista vacía,
el sueño no me adornaba,
tan desigual dolor que de la cama me caía,
y dolorido y quejado la Mierda no se callaba.
Mi cuerpo se rompe mirando nubes acabadas,
testigo desconcertado mi alma valiente
me hablaba despacio, las humoradas
de Campoamor, me leía siempre elocuentemente.
Qué largas noches, ahora pensando en el piano,
recuerdos del pasado, un J. S. Bach armonioso
la vida es breve pero su música no se olvida.
¡Abran esa música, que es corazón humano...!,
y pierdo mi soledad y estalla caprichoso
mi destino enredado al sueño de la vida.
Mayo 2.022
NACHO REY