En tu mirada de guiño travieso
bailan con fuerza pasiones doradas,
ríen tus ojos con mil carcajadas,
no les inquieta mostrarme su exceso,
y es que percibe tu olfato sabueso
todo el revuelo que das a mis radas
cuando me observas con fieras miradas
que me atraviesan quemando mi seso.
Cuánto derroche de intensa premura
en tu mirada de niño inocente
llena de sed, de insaciable locura,
que me provoca de forma insistente
para que pierda el estribo y cordura
y me someta a su embrujo elocuente.