Desierto, derriba
las Negras Cifras de la Luna...
La Memoria de tus Médanos Hechizados
se apaga Lentamente en cada Noche...
Olas de Vientos Picantes
vuelven a tus Corpúsculos Dorados
en Lluvia de Arena Escandalosa
que lastima la Piel...
Desierto en Llamas, que buscás
Casi Vanamente entre tus lomas Áridas
y Cardos Amarillentos,
un Oasis Indiferente y Perdido...
Ni siquiera tenés la Tersura
del Cristal Espejado de la Lluvia...
Sin embargo, pensá:
sos Espesura y Fuego del Vacío,
vivís en cada Hueco de una Pasión Herida...
No conocés la Verde y Húmeda Llanura
y las Montañas y los Ríos
de Caudales Escandalosos...
Esperás, quizás, el Roce Amigo
de un Colorido
y Sensible Pájaro...
Pero, con Fatal Indiscreción, te digo:
(No Podés, No Busques...
No tenés Nada)...
(Patricia)