Ya está bien por hoy,
y por ayer,
mañana y siempre.
Dejo varado en este dique
el cetrino viento exaltado
del suroeste.
Claudico
clavo la forja oxidada
en el musgo descompuesto
por la tibieza de esta humedad
fúngica.
Renuncio
huyo con la piel cubierta
por el apremio ciego y errático
de un animal liberado,
libre, desatado,
libre, libre.
Salto al vacío hueco,
angosto,
desconocido.
Las ratas coronan la palidez flavínica de mi frente regia.