Tus labios aun conservan inmensa la pureza
y al deseo de los besos se conforma toda cosa:
al gran cielo sigiloso yo suplanto tu belleza
por ese sabor excelso de manera misteriosa.
Cuando más cerca nos vemos los tuyos son talismanes
que sorprenden mis entrañas desde ahora y para luego;
los míos sí se contrastan como aquellos huracanes
y esos que tú me presentas me consumen en el fuego.
Diríase el rey Salomón que somos una frontera,
que somos una esperanza de la azul inmensidad:
en tus labios pues cabría la perfecta primavera
en la cual se abren dos puertas de la intacta eternidad.
Tus labios son ese puerto donde rema mi barquita;
amemos siempre con todo: firmemos nuestro contrato:
juntemos agua con fuego mientras grabo tu retrato
en un larguísimo beso que dé vida a mí boquita.
Samuel Dixon