No dejes que el niño solitario
continúe con sus manos vacías,
enciende su alma con el vuelo de la mariposa
acaricia su oído con el sonido del viento
hazle sentir el latido de la vida
desde el rincón oculto de los sueños
incinera sus miedos con el canto sencillo de un te quiero
no le dejes solo, no le condenes al mundo
Muéstrale tu rostro, no le dejes mendigo
observa sus lágrimas contenidas en los párpados
lágrimas puras en el rostro, como fuente de esperanza
arrojando al mundo la inocencia de creerle bueno
aun cuando los hombres mienten
ocultos bajo velos hipócritas
No dejes al niño sucumbir ante el descuido
con su alma seca como maderas de olvido
tócale el arpa, danza, canta tonadas de arrullo
para la ofrenda de su vida
donde el amor es el dogma
y la alegría teología
no le dejes ser hombre
hazlo siempre ser niño