José Luis Barrientos León

Mi yo niño

 

No dejes que el niño solitario

continúe con sus manos vacías,

enciende su alma con el vuelo de la mariposa

acaricia su oído con el sonido del viento

hazle sentir el latido de la vida

desde el rincón oculto de los sueños

incinera sus miedos con el canto sencillo de un te quiero

no le dejes solo, no le condenes al mundo

 

Muéstrale tu rostro, no le dejes mendigo

observa sus lágrimas contenidas en los párpados

lágrimas puras en el rostro, como fuente de esperanza

arrojando al mundo la inocencia de creerle bueno

aun cuando los hombres mienten

ocultos bajo velos hipócritas

 

No dejes al niño sucumbir ante el descuido

con su alma seca como maderas de olvido

tócale el arpa, danza, canta tonadas de arrullo

para la ofrenda de su vida

donde el amor es el dogma

y la alegría teología

no le dejes ser hombre

hazlo siempre ser niño