El amor es como rosas,
y se siembra con miradas,
se cultiva con detalles,
con besos, abrazos y prosas.
El amor es agridulce;
tiene momentos muy tiernos,
terribles como el infierno
y también suaves y dulces.
El amor es rey benigno
y siempre extiende su mano,
como el buen Samaritano
que amó y no temió al maligno.
Es aquel mozo sencillo,
que dio su asiento al anciano;
es aquel que ama a su hermano,
con el alma y el bolsillo.
El amor es sempiterno,
como Dios, ama y perdona,
como la madre que acciona
con fiel instinto materno.
Amor es el paraíso
donde no se ven defectos,
solo jardines perfectos
y pétalos en el piso.