¿Alguna vez has sentido como se desmorona tu
paciencia lentamente al ritmo del segundero?
al ritmo del motor, o del ventilador,
no es triste y en ocasiones tampoco enfurecedor,
mucho menos algo banal y mundano,
no obstante,
cómo ha de ser un hombre paciente en estos días,
¿dónde se halla la nobleza? o peor aún la lealtad,
en ocasiones ya ni en los canes.
Si valiera la pena buscar algo en estos años tan extraños
no buscaría ninguna poción química
ni tampoco la fórmula perfecta,
sino que haría lo que estuviese en mis manos
por hallar en donde sea que se encuentre,
la vivencia más completa,
el sentimiento menos impuro,
las caricias más sexosas y lo realmente relevante;
los valores auténticos, que hacen del individuo,
un hombre, en la plenitud de lo que esto representa.
Descubrir si hay aún fulanos nombrados
por cualquiera que los conozca como pacientes,
valientes, leales, o mejor aún
hallar a las mujeres más dichosas,
las súper caprichosas, a las más sensuales
que aun caminan por estas sendas
mentalizando que no somos dignos de su belleza.
Solo espero que que esta búsqueda
no sea un mero delirio, o peor aún
un escaparate de mi avidez.