Cada noche el jardinero bajaba hasta el jardín
y ahi
soñaba y soñaba con una estrellita azul.
Resulta que en el jardín había una bella rosa
que sus noches perfumaba,
pero el extasiado amante,
aunque su fragancia olía
nunca su vista bajó.
La rosa se esforzaba
para llamar su atención
perfumaba y perfumaba.
Entonces un jornalero aquel perfume sintió
y con sus encalladas manos aquella rosa cuidó.
Ella al verse protegida lució en todo su esplendor
para el gentil jornalero que le brindó tanto amor.
Esa noche el jardinero
sintió que algo le faltaba
bajó sus ojos al suelo.......
Y ya la rosa no estaba.