Mañana de un otoño en retirada
y el cielo se desangra en el camino;
el sol se va elevando paulatino
y el mar es una línea recostada.
La muerte se quedó tan fascinada,
que se negó a cumplir con el destino
de un viejo afortunado peregrino,
que pudo continuar con su jornada.
Demuestra este suceso tan sencillo,
que un simple enrojecido firmamento
y el sol sobre las costas sigilosas,
alcanzan a vencer al vil cuchillo
y brindan a la vida un nuevo aliento,
pues cambian el transcurso de las cosas.