Ni siquiera recuerdo la ultima vez que,
pasamdo la medianoche,
una musa tocò la puerta de mi inspiración.
Estremecedor suspiro que inunda el estomago,
que empapa las ideas creativas
y esfuma el aburrimiento, la pereza.
Peor que cualquier droga
y mejor que cualquier caricia,
son los susurros de la poesía
en el oido de la conciencia.
Si alguno/a desconoce tal dicha,
le compadezco y
espero algún día poder describirsela en mi texto.