La sombra me roe
es un cuerpo sumergido invasor
algas superfluas que el rigor marino
conmuta, de donde
la laxitud exige dioses o tetraedros.
Oh diosa, divinidad sepultada
entre mantos de agonía, donde
un suceso de mojados lirios, ejecuta
su mano inflamada. Vestigio
de los luceros en el alma del huésped.
Neblina de un vertido en la laguna.
Cuerpo que amarra su lengua a mis labios
y los torna invencibles.
De color azul, la mentira engaña
a sus párpados, nieve de destellos pasados,
siempre atestiguan consejos ingrávidos de
números insólitos-.
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