Aguas encendidas
brillantes como un crisol
al fin llego
el fuego que consumió
hasta el último aliento
de mi dolor.
Vuelven a hervir las aguas
atacadas por el sol,
se integran con devoción
y sol y agua uno son,
absorbidas con amor.
La historia se repitió,
y en mil pedazos se partió
la emoción del corazón,
jugando con la ilusión
las llamas fortuitas
se apagaron esta vez por desunión.