Te extraño como extrañan la lluvia los trigales,
te quiero como quieren los pájaros sus nidos,
te añoro como añoran los bosques los zorzales,
que llevan en sus trinos, de ensueños los latidos.
Te espero como esperan los lagos a la luna
que arrulla con ternura sus aguas cristalinas;
te busco como buscan los ávaros fortuna
en joyas primorosas, radiantes, diamantinas.
Te pienso como piensan en Dios los condenados
que esperan con anhelo su amor y compasión;
y surcan mis delirios los cielos estrellados
soñando con tus besos, que son mi salvación.
¡Por eso siempre imploro de tu alma angelical,
que seas de mi vida, de amor su dulce grial!
Autor: Aníbal Rodríguez.