Cedo mi cabello a una bella adolescente para que sea acariciado acompañando a sus ilusiones,
Mis córneas a un invidente para poder ver el arco iris pacto de Dios con los hombres,
Mis cuerdas vocales para seguir cantando a la vida.
Mi piel para que sea convertida en equipaje y así viajar y conocer exóticos y lejanos lugares,
Mis piernas a un joven Mercurio que en olímpicas carreras compita con el viento,
Mis oídos para escuchar la música, toda la creada por los hombres, pero sobretodo el canto de la naturaleza,
Mis papilas gustativas a quien sepa degustar las viandas de la vida y los vinos que consagran a Cristo,
Mi nariz a un sabueso que me enseñe 10,000 aromas
Pero sobretodo dejaré mi corazón para seguir amando a la única mujer que son todas una.