Andrés Ruiz

Igual

La misma cara y el mismo semblante, la noche fría y las estrellas lejanas, todo fue como lo imaginé.

El día en el que ya no estabas, en el que tus manos no me calentaban, tus abrazos lastimaban, tus labios sin sabor, tus palabras sin alma.

Ese día llegó y creí estar preparado, sin embargo, nunca lo estuve y siempre lo supe, siempre supe que este predecible final se sentiría igual.