La noche devora los temores del día,
que envalentonados gritaron sus crueles consignas,
y perecieron, crueles las horas del día
que no los arroparon cuando era preciso.
A través del cristal de tu humo parlante
deja de verme y vuélveme tu amante.
En esa azotea de la noche encendida
vuelan los deseos de los poetas y las poetisas
amalgama mágica de sinsabores y partidas
pero llena de intenciones oscuras y pervertidas.
A través del cristal de tu mirada errante
deja de soñar y vuélveme tu amante.
Capaces fueron los relámpagos de estremecernos,
balas furtivas que lograron adormecernos
nuestras ansias, nuestra energía, nuestros sueños,
capaces fueron esas balas de romper los huesos
A través del cristal de tales amantes
mueren los poetas al instante
porque no tienen perdón
de pedir justicia
ni corazón.