No hay poesía;
hay poemas, como
ligeros balanceos
que del aire cuelgan.
Realidad inexistente,
la realidad viaja con
la muerte, vida disecada,
pañal tostado al sol,
como una vieja calavera.
No hay poesía, acaso
vacilantes nubes u ocasos,
sostenidos entre los empedrados
de cualquier ciudad. Una nebulosa
de apósitos que fingen
una estatura humana. Rozando
lo poético. Se callan
las barcas donde quise viajar,
realidad inexistente, amor
que naces a una hora interesada.
Me gustan las piernas altas,
los brazos orgullosos, y las sombras
del salón. Realidad, inexorable,
que pasas sin saludar a nadie-.
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